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REVISTA SINARQUÍA - Mexicanidad y Democracia

Oaxaca de Cara a la Naciòn

Guillermo Marín.




Afirmamos que "la democracia partidaria" es la forma en la que los
ricos gobiernan a los pobres en su nombre… "en el mundo libre". Bajo
ninguna circunstancia, los mercaderes (los dueños del dinero)
permiten que la voluntad del pueblo se haga gobierno. Sea en Chile a
través de un golpe de estado, en los propios E.U. a través de un
mega fraude electoral o en México, con todo el sistema colonial
orquestado en una operación ilegal en contra del Sr. Andrés López
que, "supuestamente representa a los pobres".
El Señor Felipe Calderón representa los intereses de los grandes
grupos económicos nacionales y extranjeros. Este es el punto para
entender el fraude. Son verdaderamente ingenuos quienes no se dan
cuanta de que esta elección presidencial, desde antes de que
iniciara, estaba viciada de origen, comenzando por el propio Sr.
López, quien ingenuamente ya se creía presidente y creyó que
los "señores del dinero" lo dejarían gobernar. Desde la intentona
del desafuero, pasando por las ilegales y grotescas intervenciones
del Sr. Fox y la Sra. Sahagún a favor de "su candidato" y en defensa
de su interés familiar, el Consejo Coordinador Empre$arial,
Televisa, TV Azteca, algunos periódicos nacionales y muchas cadenas
de radio, las cámaras industriales y comerciales, hasta
las "irregularidades" en las casillas con la complacencia del IFE,
el anunciado algoritmo en un fraude electrónico, para finalizar con
la cuestionable resolución del TEPJF.
Lo que resulta evidente es que estas elecciones, como casi todas, no
son transparentes y legales. Todos se valieron de medios ilegales e
inmorales para tratar de hacer triunfar sus intereses. Cuando
decimos todos, me refiero no solo a los azules y los amarillos.
Todos los partidos en el poder o en la oposición realizaron acciones
muy cuestionables o de plano ilegales. Cuando decimos todos, también
nos referimos a todas aquellas personas físicas y morales, legales e
ilegales (iglesias y narco), que realizaron acciones o usaron
recursos de manera ilegal o inmoral para influir en la percepción
del elector.
El IFE tiene que responder ante la nación y la Historia por su
desaseada y muy cuestionable operación en las elecciones pasadas. El
costo por sus errores y omisiones en el aspecto económico es muy
alto, pero en el político y social es inconmensurable, pues ha
llevado al país a una severa crisis que todavía no comienza.
En efecto, la corrupta democracia electorera nos ha dejado un país
dividido y enfrentado. Sus errores y corruptelas no se pueden
ocultar y existe un sentimiento en el pueblo, que no en
la "Foxilandia mediática y feliz", de desasosiego y frustración, con
excepción de los ricos y los ingenuos. Los primeros tendrán un
gobierno que los apoyará totalmente y los segundos seguirán creyendo
en la televisión y la radio, quienes les dejarán una comodidad
dulzona y pegajosa.
Pero más de la mitad de la gente, especialmente la gente pobre. Esa
que tuvo un chispazo de esperanza con el traidor y miedoso de
Cuauhtémoc Cárdenas, a quién le entregaron su voto y su esperanza y
que se dejó intimidar por el usurpador de Carlos Salinas y ahora que
se siente "robada" por el sistema. Esa gente que no tiene nada que
perder, porque el sistema ya les ha quitado todo, hasta la esperanza
de mejorar a través de las urnas. Esa gente que vive en los
cinturones de miseria de las ciudades o en los páramos desolados del
campo abandonado. Esa gente que, por desgracia, cada día es más y
más. Esa gente que esta en la pobreza, no tiene futuro y esta
molesta, frustrada, dolida. Esa gente que dice la UIA que es el 72%
de los mexicanos, pero que Foxilandia dice que es tan solo el 50%.
Esa gente que tiene "lumbre en el estómago" y que esta cansada de
ser explotada. Los errores, corruptelas e inmoralidades de esta
cuestionada elección están despertando en "esa gente" al México
bronco.
Nos esperan seis años muy difíciles, quien sabe sí la economía
resista la inestabilidad política y social que se vislumbra. Existen
más cosas que alientan el descontento en las mayorías, que cosas que
permitan sentirse satisfechos por el desempeño del sistema. El Sr.
Andrés López está tomando un camino muy peligroso para el país, su
proceder puede ser por desesperación o por incapacidad. Pero lo
cierto es que su contraparte, ahora en el poder, ha dicho que a
él, "no le tiembla la mano" para aplicar la ley.
Oaxaca es un laboratorio de lo que puede suceder a nivel nacional.
Una sociedad violentada y oprimida, más un gobierno inepto y
prepotente, son los ingredientes para crear un estallido social. El
nuevo presidente de México tendrá que gobernar para todos, no solo
para los que votaron por él y los que "invirtieron en él". Tiene a
la mitad de los mexicanos en su contra y se los deberá ganar con
acciones contundentes que les demuestren a sus opositores en las
urnas que, Felipe Calderón fue la mejor opción. De no ser así, de
iniciar su gobierno con el uso indiscriminado de la fuerza pública y
la "aplicación estricta de la ley", el país por desgracia puede
entrar en una espiral de violencia que a muy pocos conviene. La
solución que el gobierno federal panista le de al caso Oaxaca, será
el punto de partida de lo que viviremos los próximos seis años. En
Oaxaca se debe privilegiar de manera extrema el uso de "la política"
en su sentido más amplio y elevado. El problema de Oaxaca, es ahora,
una responsabilidad del Presidente electo y esta de cara a la
nación. Las fuerzas políticas del PAN y el PRI, ahora aliados,
tendrán que solucionar de la mejor manera este problema. Debemos de
reconocer, con todo respeto, que Oaxaca no es Puebla y en descargo
de los poblanos, diremos que su gobernador no ofendió y trasgredió
la vida social y cultural de Puebla. Aquí es diferente, Ulises Ruiz
ofendió y lastimó la sensibilidad y el Patrimonio Cultural de los
oaxaqueños. Y un hecho que quedará en la historia, Ulises Ruiz
reprimió al magisterio y posteriormente fuerzas paramilitares y
policíacas tirotearon al pueblo dejando dos víctimas. Este uso de la
violencia, además de ilegal es inmoral y es el punto más difícil en
la negociación. La autoridad formal y moral de un gobernador son
cosas diferentes.
Esta siendo muy alto el costo que los oaxaqueños estamos pagando por
esta situación. Pero tampoco debemos dejar manipularnos por "las
pérdidas económicas", los comerciantes que hoy se rasgan las
vestiduras, ayer estaban muy comprometidos en las acciones del
gobierno, como el "hacer cuatro Guelaguetzas" y festejaban la
destrucción del Patrimonio Cultural en la ciudad. El verdadero costo
es el social, que implica que se pierda el respeto a las
instituciones y a la ley. Que la gente trate de hacer "justicia por
su propia mano". Que los gobernantes y las autoridades pierdan la
autoridad moral con el pueblo. Pero lo más peligroso, es que se
trate de resolver los conflictos entre los muchos que menos tienen
con los pocos que más tienen, por el camino de la violencia. Ya
hemos tenido dos guerras civiles (1810-1910) y en verdad nada ha
cambiado, seguimos viendo en un sistema colonial. Este es la génesis
del problema. El sistema colonial es injusto, explotador y
depredador. No tiene respeto por las personas, las comunidades, la
cultura y el patrimonio natural. Todo es hacer dinero a cualquier
precio y pasando sobre todo. Esta es la raíz del problema.
Necesitamos como sociedad, buscar la justicia, la equidad y el
bienestar para todos, no solo para algunos cuantos privilegiados
abusivos. El verdadero problema no es la salida del gobernador, dado
que puede venir otro peor y nada cambia y nada se resuelve. La
solución esta en primero darnos cuenta de cuáles son los orígenes y
las causas de este malestar social, y después, sociedad y gobierno,
trabajar por los que menos tienen y abrir espacios de oportunidades
para todos. No se puede seguir privilegiando "el crecimiento
económico" sin la justicia social. Se debe de trabajar para generar
más riqueza, pero al mismo tiempo que ésta, sea repartida con mayor
equidad para todos y en Oaxaca, respetando el Patrimonio Cultural.
Cuando el pueblo tenga buenos empleos y bien pagados, le aseguro
amable lector, que no tendrá tiempo, ni interés, ni vocación de
estar en las barricadas.




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