América Latina, incluido el Caribe, es un continente con una extensión de 20 millones de kilómetros cuadrados, con grandes recursos naturales y humanos, suelos fértiles, todos los climas y temperaturas, lluvias abundantes, ríos navegables, la mas grande reserva selvática, de agua dulce y de oxigeno, el subsuelo rico en petróleo y toda clase de minerales, rodeado por los océanos Atlántico y Pacífico, poblado por 500 millones de habitantes, de los cuales el 35% son jóvenes menores de 30 años, por lo cual se ha denominado el Continente de la Esperanza.

No obstante esta potencia natural y humana, el modelo social, cultural, económico político capitalista que históricamente ha dominado y explotado nuestras riquezas naturales, científicas, tecnológicas y el trabajo humano, ha conducido a que 126 millones de trabajadores se hallen en el total desempleo, y el 60 % de los trabajadores ocupados laboran en la economía informal o sumergida.

Los organismos internacionales estima que 22 millones de niños trabajan para sobrevivir o ayudar a la sobre-vivencia de su familia, es decir, uno de cada cinco niños, de los cuales 18 millones son menores de 15 años, y que mas de 350 millones de personas se hallan en el grado de pobreza y exclusión social.

Al drama anterior se suma el endeudamiento externo que asciende a mas 750 Mil Millones de Dólares, pues a pesar de haber pagado ya dos veces su valor, hoy para poder pagar el servicio de la misma los gobiernos tienen que recurrir a mas endeudamiento externo por cuanto la estructura productiva generadora de divisas fue destruida por la política neoliberal aperturista de libre ingreso y salida capitales, mercancías y ganancias.

Con esta estrategia, las potencias económicas internacionales estrangularon nuestras economías, pues los subsidios a sus exportaciones, mas los múltiples obstáculos al ingreso de nuestra producción a los mercados de los países industrializados han eliminado la capacidad competitiva que la producción latinoamericana podría tener.

Un ejemplo es el caso Estados Unidos que en el 2004 invirtió en subsidios solo a la agricultura $US 331 Mil Millones, lo que confirma que es mentira la inexistencia del mal llamado libre mercado y libre competencia.

Otro flagelo de los pueblos de la región es la inequitativa distribución de la riqueza en la región lo que ha conducido a que el 10% de los mas ricos reciben entre el 40 y 47 % del ingreso total, mientras que el 20% de los mas pobres reciben solo entre el 2% y 4% del mismo ingreso, desigualdad social que continúa creciendo por la expropiación de las riquezas y el patrimonio de las naciones, que obligan a la mayoría de los Estados y gobiernos a renunciar a su Soberanía Nacional y a su función social como rector del bien común.

No obstante lo anterior, en el presente siglo el drama humano se agrava por la constante amenaza de los mercaderes de la guerra y de la muerte que en su afán hegemónico y monopólico ejecutan acciones bélicas y genocidas contra pueblos y naciones que no se someten al dominio imperial o que poseen recursos naturales energéticos que los Estados Unidos de América consideran que tienen derecho para apropiarse.

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Autor/a: 
Luis Francisco Verano Paez (Presidencia Colacot)