Amo la traición pero odio al traidor
Julio César
Toda lucha trae consigo el surgimiento de una serie de metáforas o leyendas que para bien o para mal, interesa preservar a toda una cauda de gentes. Estos esquemas al ser aceptados socialmente son susceptibles de irse reproduciendo y se transmiten de generación en generación.
Es así como se genera la historia, es decir la relación de acontecimientos dignos de ser recordados a través de los tiempos por los integrantes de un grupo social o una nación determinados. No obstante lo anterior, los hechos muchas veces son adaptados a conveniencia del grupo gobernante o hegemónico, a efecto de preservar su influencia o canonjías o mantener privilegios específicos, lo que implica distorsionar en ocasiones de manera sumamente grotesca la realidad de lo sucedido, en la tesitura de la frase atribuida a Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi que sostenía que una mentira repetida mil veces, acaba por convertirse en verdad.
Afirmo lo anterior merced a la transmisión de varios documentales relativos a la historia de la revolución cubana encabezada por Fidel Castro Ruz, movimiento con una incuestionable base de apoyo popular, dado el descontento que existía por la dictadura títere del imperialismo norteamericano que encabezaba en la isla caribeña Fulgencio Batista y a la que se sumaron todos los sectores sociales hasta culminar en su derrocamiento e instauración de un nuevo régimen. Hasta ahí todo va bien, conforme a las versiones oficiosas y oficialistas que se deshacen en loas a la satrapía marxista leninista que hoy día impera en el otrora paraíso tropical.
Pero cuando sacamos a relucir que el movimiento revolucionario pese a las amplísimas simpatías que concitaba en los diferentes estratos del pueblo cubano, no tenía connotaciones socialistas, la cosa cambia. Y lo anterior, es de sobra conocido por quienes tuvieron oportunidad de vivir las vicisitudes del movimiento 26 de julio.
Para empezar por el inconfundible origen burgués de los hermanos Castro, terratenientes de ascendencia gallega (motivo que tal vez explica de modo fehaciente la ingente cantidad de desatinos cometidos posteriormente en la toma de determinaciones de carácter político de parte de ambos), continuando por el apoyo otorgado a la causa rebelde por el arzobispo de La Habana, artífice de la amnistía concedida a Fidel y que no hubiera sido comprensible, de saberse las convicciones comunistas del entonces joven abogado, contrapuestas por definición a los intereses de la iglesia católica, prosiguiendo con la innegable aportación a la insurgencia de Camilo Cienfuegos, el verdadero líder del campesinado y las clases populares (del que diestramente se deshizo Fidel a través de un oportuno avionazo como modo de ajustar el ajedrez político, ¿le suena familiar?) y finalmente con la arrolladora popularidad que aportaba a la causa, el aura de romanticismo y carácter aventurero que impostaba la personalidad del Che Guevara, (hombre con el que pudiéramos no coincidir en lo ideológico, pero indudablemente digno de respeto por poner el pellejo para sustentar sus aseveraciones).
Es un hecho que de no haberse topado Fidel Castro con una actitud de cerrazón suprema y de completa intolerancia como la que asumieron las autoridades norteamericanas de aquel entonces, nunca se habría visto obligado a tirarse a los brazos de la Unión Soviética, ansiosa por disputar la supremacía universal a los hijos del Tío Sam. Por otro lado, son de sobra conocidos los conflictos que a raíz del entreguismo castrista al socialismo soviético, surgieron entre él y el Che Guevara y que desembocaron finalmente en la salida de éste de Cuba y en su ulterior incursión en Bolivia.
Empresa en la que el guerrillero encontraría la muerte, merced al abandono (hay quien dice hasta de la traición, pues se afirma que fue el propio Fidel quien reveló a los boinas verdes la ubicación de la guerrilla del Che) y la falta de apoyo del gobierno cubano, reconocido de manera pública y notoria como auspiciador de todo movimiento de naturaleza subversiva y del partido comunista boliviano, supuestos bastiones de la insurgencia.
El resultado es por todos sabido: una sangrienta dictadura, represora de las libertades individuales y que ha conculcado de manera sistemática los derechos humanos y que está concluyendo su ciclo existencial precisamente donde inició: convirtiendo a Cuba en el prostíbulo de América (solo que antes eran únicamente los norteamericanos quienes se iban de juerga a la isla y actualmente todo aquel que disponga de la capacidad económica es susceptible de acudir en búsqueda de dar rienda suelta a sus instintos) y haciendo de la mayor parte de sus habitantes, un atajo de vividores acostumbrados a subsistir de la rapiña, el engaño y la depravación, pues ignoran por completo el sentido del trabajo.
Lo mismo acaeció en Nicaragua con la revolución sandinista, corriente ideológica de indubitable raigambre popular, pero que nunca tuvo connotaciones socialistas, siendo estas fruto de la traición cometida a sus compañeros de parte de Daniel Ortega y Carlos Fonseca, que para colmo de males se encontraban privados de la libertad cuando el resto de los dirigentes se rifaba el físico a balazos contra los integrantes de la guardia nacional. Es de todos conocido que lo que detona la asonada en el país centroamericano fue el asesinato del periodista Pedro Joaquín Chamorro, director del periódico La Prensa y que de manera idéntica a lo sucedido en Cuba, la iglesia jugó un papel preponderante al apoyar de forma inicial a la insurgencia. Posteriormente Daniel Ortega maniobró para acercarse a la égida castrista y deshacerse paulatinamente de sus rivales en el seno de la junta de reconstrucción nacional
(particularmente de Edén Pastora, el famoso Comandante Cero, célebre por la toma del palacio nacional en 1978) hasta que la cantidad de desatinos cometidos en la dirección de los destinos del país, propiciaron la alternancia en el poder hasta su reciente retorno al poder, motivado por el deterioro en la calidad de vida del pueblo nicaragüense. Y ni que decir de las incidencias surgidas durante la revolución mexicana, (si hacemos una retrospectiva mayor), en la que fue visible y notoriamente traicionada la buena fe del presidente Madero por un atajo de oportunistas que dieron al régimen emanado del levantamiento armado connotaciones de las que carecía (como la pretensión de adjudicarle carácter socialista y antirreligioso de Calles y Garrido Caníbal).
Podemos sacar en conclusión consecuentemente que todo cambio violento en el gobierno de una nación, trae aparejado el surgimiento de miríadas de oportunistas, que estarán a la caza de la mas mínima ocasión para dar un viraje favorable a sus intereses y que cometerán cuantas indignidades sean necesarias para que la memoria colectiva que es escasa, pierda de vista e ignore sus arbitrariedades. Aprendamos que el mayor tesoro de un país, es su memoria histórica, que por ende se traducirá en otorgar el poder solo a aquellos que lo merezcan.
POST SCRIPTUM.- Gracias querido Carlos, por abrirme las puertas de tu casa y la oportunidad de partir el pan y la sal contigo y toda la familia. La pasé maravillosamente y hago votos por que esta no sea la primera ni la última vez. Dios conceda estrechar vínculos en la familia Barrera. Te deseo lo mejor en 2009 mi regidor. Un fuerte abrazo.
Tío Juan: por este medio, te envío un cariñoso saludo y mis mejores deseos en el año por venir. Un beso enorme para mi prima Heidi. Los extraño. En semejante orden de ideas, hago extensivo lo expresado para Marisa, Óscar, Ana Karen y Karla y mis tíos Carlos Vargas Sansores y Marisa Vallejo. También los echo de menos.
Mis mejores deseos para todas aquellas personas que me honran con el favor de su atención para el 2009 y mis cordiales felicitaciones para NOTISURESTE y su director, Daniel Barquet Loeza, dilecto amigo nuestro, por el éxito obtenido y el próximo a venir.
Guillermito: Ha transcurrido un lapso particularmente complicado hijo. Que el año venidero sea pródigo en satisfacciones para ti. Que crezcas grande y fuerte en todos los aspectos. Que Dios siempre te proteja y te bendiga. Te amo infinitamente. Besos.
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